Las setas y los champiñones se convierten en una alternativa para la agricultura en Santiago del Teide

Las setas y los champiñones se convierten en una alternativa para la agricultura en Santiago del Teide

La empresa Cultivo La Macaronesian S.L., radicada en la Cooperativa Agrícola Tamaimo, ha comenzado la siembra de la primera cosecha de setas, que darán sus frutos en dos semanas

La agricultura en Santiago del Teide cuenta ya con una alternativa realista a la paulatina desaparición del tomate: el cultivo de setas y champiñones. Hace dos semanas se desarrolló en las instalaciones de la Cooperativa Agrícola Tamaimo la siembra de la primera cosecha que avanza bajo los plazos previstos.

En esta primera siembra estuvo presente, invitado por la empresa, el Alcalde, Juan Damián Gorrín Ramos y la concejal de Turismo y Agricultura, Ana Vanessa Sánchez que pudieron comprobar de primera mano todas las técnicas de producción agrícola de estos hongos comestibles y de las que quedaron gratamente sorprendidos.

Esta iniciativa, pionera en el sur de la isla, la lleva a cabo la empresa Cultivo La Macaronesian S.L., cuyos responsables han realizado una importante inversión económica no solo con el objetivo de producir setas y champiñones en las instalaciones de la cooperativa, sino que, a medio plazo, pretenden reconvertir la zona agrícola de Santiago del Teide en una de las principales producciones hortofrutícolas de la isla.

Para ello tienen pensado contactar con los dueños de los terrenos agrarios actualmente improductivos con el objetivo de que cosechen aquellos productos que demandará y comercializará directamente la empresa, siempre con el objetivo de cubrir el mercado interno de las islas.

Solo en el ámbito de las setas, Canarias importó 1.́2 millones de kilos el pasado año. El 2015 las instalaciones de la cooperativa de Tamaimo, en una fase inicial, producirán más del 10% de esa cantidad y a un precio de mercado más competitivo.

Los responsables de la empresa recalcan que “el objetivo es, a partir de las setas, champiñones y, posteriormente, el cultivo de otras hortalizas tiernas que demanda el mercado insular, devolver la actividad agrícola a esta parte de la isla que ha ido perdiendo paulatinamente por la crisis del tomate, generando riqueza, empleo y dando una alternativa rentable a aquellos agricultores que han tenido que abandonar sus fincas en los últimos tiempos”.

Para ello los productores no se han apoyado en ayudas públicas, sino en la financiación privada avalada en la rentabilidad de la explotación a realizar y que comienza a contar con el respaldo institucional para relanzar la agricultura en las medianías del municipio.