[UVA] Notocias

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Agustín Santana aboga por crear líneas de productos para “remotivar” a los turistas una vez llegados a destino

El especialista en Turismo de la ULL considera que la oferta canaria debe dar un salto cualitativo que integre a todos los agentes del sector e incorpore a otros nuevos

En opinión de Agustín Santana Talavera, la oferta turística canaria debe innovar para ser capaz de “remotivar” a los visitantes una vez están en el lugar de destino. Normalmente, los viajeros llegan con unos estereotipos mentales sobre el lugar que visitan, los cuales son los que les han llevado a realizar la compra. “Una vez en destino, el turista puede volver a ser motivado para el disfrute de otras experiencias que se le oferten. Es algo que ya ocurre, pero solamente se comercializan productos individuales. La idea es que se creen líneas de productos o paquetes que enlacen unos con otros”.

El especialista es director del Instituto de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad de La Laguna y, además, miembro de las Cátedra Cultural de turismo CajaCanarias-Ashotel-ULL. Participó en el curso de la Universidad de Verano de adeje “Retos y tendencias en el diseño y comercialización de productos turísticos”.

Desarrollando su idea, Santana considera que hay múltiples posibilidades para crear esas líneas de productos relacionadas, en torno a conceptos como las actividades acuáticas, el senderismo, la gastronomía, los parques temáticos y muchos otros ejemplos. El primer paso, en todo caso, sería realizar un estudio sobre qué recursos hay y cómo están, dado que la calidad debería ser un elemento incuestionable. “Y la calidad no es precio: hay que procurar que las empresas ganen dinero pero tampoco pretendamos un producto de ‘lujo asiático’, aunque sí con calidad”.

También será necesario estudiar qué métodos serían los mejores para llegar a los clientes: desde flyers a herramientas tecnológicas, pasando por información sobre productos provista por los propios alojamientos o las compañías aéreas. En todo caso, habrá que crear una oferta singular y específica para Canarias: “No valen recetas: las experiencias de otros destinos valen para ver cuáles han sido sus éxitos y fracasos, pero no para copiarlas, porque es muy importante la adaptación al destino y al tipo de cliente”.

La clave, pues, pasa por la diferenciación “en positivo” para lograr la deseada singularización de la oferta. “Hay que tratar de ser únicos. El dogma de fe sería lograr un producto específico para cada cliente. Puede sonar utópico ahora, pero las utopías se construyen poco a poco”.

El proceso pasa por lograr un cambio de mentalidades en el sector que facilite una mayor interconexión entre los agentes. “Las empresas pueden cooperar sin dejar de competir entre sí, una cosa no quita la otra”, explica. “Siempre se ve al empresario como individualista, y no es del todo así: tenemos un clúster de turismo con muchos participantes, y tampoco olvidemos el papel de Ashotel como patronal hotelera. Es cierto que las relaciones entre empresarios a veces cuestan, pero se pueden ir limando. La mejor manera es con el efecto demostración: comenzar con pequeñas iniciativas que, si funcionan, otros querrán imitar”.

También es necesario que las administraciones se impliquen para facilitar la tarea en el ámbito legislativo y de gestión. Y Santana Talavera añade una tercera pata: la universidad. “Hay una parte de conocimiento y diseño que tenemos en las universidades. Eso que se dice siempre de que la academia vive a espaldas de la sociedad es mentira. En el Instituto de Ciencias Políticas y Sociales y la Cátedra cultural de Turismo estamos continuamente trabajando y colaborando al servicio del sector, ya sea para instituciones, empresas o agrupaciones”.

Antonio Alarcó Hernández: “En Canarias tenemos mucha legislación pero no contamos con un Plan de Emergencias Sanitarias”

Para que la sanidad española, que es una de las mejores del mundo, siga mejorando hace falta crear una cartera de servicios pactada que además potencie la productividad del sector sanitario y beneficie a la ciudadanía

Durante la mañana de hoy, martes, 21 de julio, el Catedrático de la Universidad de La Laguna Antonio Alarcó Hernández, aseguró que “En Canarias tenemos mucha legislación pero no contamos con un Plan de Emergencias Sanitarias”. En este sentido, el también responsable del departamento de Cirugía, Oftalmología y Otorrinolaringología de la ULL, afirmó que “para que la sanidad española, que es una de las mejores del mundo, siga mejorando hace falta crear una cartera de servicios pactada que además potencie la productividad del sector sanitario y beneficie a la ciudadanía”.

A lo largo de la ponencia, el doctor argumentó que “debemos identificar todos y cada uno de los recursos que tenemos en materia sanitaria”. Asimismo reiteró que “los planes de emergencia son necesarios, ya que si no aplicamos los criterios correctos el sistema se colapsa y el resultado que obtenemos es que lamentablemente, no tenemos capacidad suficiente para atender a las personas”.

El profesor del curso aseguró que “hasta la fecha no hemos tenido plan porque no hemos establecido un pacto serio por la sanidad”, por tal motivo, recordó que “la sanidad al igual que la educación, no son gratuitas, están financiadas con inversión pública, es decir con el dinero de toda la ciudadanía española y por ello, debemos gestionarla de una forma eficaz”.

En este orden de ideas, Alarcó Hernández indicó que “el nuevo gobierno de Canarias ha asegurado que el Plan de Urgencias Canario se aprobará durante el primer año de legislatura, esto quiere decir que efectivamente no tenemos plan, pero tenemos esperanza de tenerlo”. En definitiva, lo que hace falta sentenció el ponente “es crear un pacto social con la sanidad donde la política haga lo que tenga que hacer para que el sistema sanitario funcione de forma óptima y así eliminemos los grandes problemas que tenemos actualmente en este sector”.

Alarcó Hernandez realizó un repaso por las diferentes situaciones de emergencias que ha vivido el archipiélago, desde catástrofes naturales como las erupción de Teneguía en La Palma en el año 1971, la vivida en el Hierro hace dos años, la erupción de El Chinyero en Tenerife en el año 1909, las catástrofes meteorológicas como el delta, que ocurrió el pasado año 2005, las diferentes emergencias que se han suscitado en aguas atlánticas o las epidemias que se han desarrollado durante estas últimas décadas, con todo ello, Alarcó puntualizó “no se trata de crear una alarma sino conciencia social de que necesitamos un plan de actuación con el que podamos establecer protocolos de trabajo que nos indiquen qué hacer y cómo hacerlo, no tenemos que esperar a que pase algo para poder actuar porque es mejor prevenir y tener todos los elementos disponibles a la hora de atender una situación de crisis”.

Con respecto a las acciones que se deben desarrollar para que el Plan de Emergencias funcione, Alarcó Hernández aseguro que “tenemos que disponer la homologación por la Comisión Superior de Protección Civil de Canarias, acreditarnos por las sociedades científicas como la Sociedad Española de Medicina de Catástrofes, incluirnos dentro del PLATECA (Plan Territorial de Emergencias y protección de la Comunidad Autónoma), difundir y dar conocimiento, dentro del archipiélago, de los planes de emergencia y por último, realizar simulacros de forma periódica para que la ciudadanía y los profesionales vinculados al sector estemos preparados en caso de que suceda una emergencia”.

El experto en Cirugía general y transplante de la ULL, Antonio Alarcó, puntualizó que “para que la sanidad funcione, además de tener un pacto serio que determine una cartera de recursos y servicios, hace falta tener sinergia con otros sectores como son el educativo, el social y el vinculado a la comunicación, ya que es preciso informar y dar a conocer a la ciudadanía las diferentes cuestiones relacionadas con su seguridad”.

Finalmente, Alarcó reiteró que “no existe una buena sanidad sin los medios de comunicación y en catástrofe y en urgencias una mala comunicación de una emergencia colapsa el sistema, por lo tanto, es clave la actuación de los medios de información a los que hay que tener en cuenta a la hora de gestionar un plan de emergencias”.

Elsa Espinos, de la Asociación de Diabetes de Tenerife, cree necesaria más preparación sobre esta patología en los centros escolares

La psicóloga ha participado en un curso sobre cómo tratar a diferentes colectivos con circunstancias especiales que dificultan su integración escolar.

En los centros docentes conviven escolares de toda condición, algunos de los cuales padecen enfermedades crónicas como la diabetes tipo 1 o la celiaquía, las cuales precisan de cuidados especiales y una atención extra por parte de los adultos que los rodean. En opinión de Elsa Espinosa Pozuelo, psicóloga de la Asociación de Diabetes de Tenerife, es necesaria más preparación sobre estas patologías en la escuela, para contar con un personal docente y no docente adecuadamente preparado.

La especialista considera que la desinformación en el entorno escolar es un problema grave que propicia que los niños afectados por estas enfermedades en ocasiones no estén bien cuidados. El problema no se circunscribe exclusivamente al ámbito de los profesionales de los centros educativos, también ataña al resto de padres y los propios compañeros. “Por ejemplo, a veces ocurre que se deja de invitar a un cumpleaños a un niño con diabetes tipo 1 porque los adultos no saben si puede o no puede comer tarta”.

Con la diabetes tipo 1 se cometen más errores porque el tratamiento es más complejo y aumentan las probabilidades de errores como no saber detectar una bajada de azúcar, desconocer el tratamiento o, incluso, que el personal docente se niegue a dispensar el Glucagón, un medicamento que en caso de una crisis puede salvar la vida del niño.

La ponente explica que, en este caso concreto, el profesorado legalmente no está obligado aunque sí posee el deber de auxilio. “Pero hay un vacío legal al respecto y el niño está sujeto a la voluntariedad del profesor que le toque. En muchos casos, por falta de información o de respaldo por parte de la dirección del centro, no está dispuesto a dispensar el Glucagón, por lo que los padres viven con ese miedo”.

Otro problema es que en muchas ocasiones la comunidad escolar desconoce que un niño posee la diabetes tipo 1. Cuando se matricula a un menor afectado de esta patología, se presenta un informe médico completo. “Pero en muchos casos se queda entre el tutor y el director, no trasciende a todos los profesores y cuidadores. La dirección es responsable de que su centro dé condiciones de seguridad e inclusión, por lo que debe buscar una manera de lograrlo. Lo recomendable es una reunión con el claustro de profesores.

Explicó que la Asociación de Diabetes de Tenerife promueve varias actividades para paliar esa falta de información. Así, organiza en colaboración con las consejerías de Educación y Sanidad un curso on-line para profesores. También mantiene un proyecto de sensibilización en centros escolares que incluye charlas; se facilita asesoramiento mediante una línea de teléfono; se proponen ejemplos de protocolos de actuación para que los colegios lo implementen; o se publica material didáctico orientado al profesorado.

Aunque queda mucho trabajo por hacer, estas medidas han demostrado su eficacia. Por ejemplo, relata que se ha hecho un estudio del cambio experimentado por el profesorado antes y después de las charlas informativas que imparten, mediante unos cuestionarios que se pasan al principio y al final de las mismas. Se han detectado variaciones en el nivel de conocimiento y de cambio de actitud, sobre todo en el caso del Glucagón. “Cuando explicamos que no hay peligro para la vida si se administra aunque el niño no tenga una bajada, muchos profesores cambian de opinión y los que no estaban dispuestos a ponerlo ahora sí lo están”.

En el caso de la celiaquía cada vez hay más receptividad, pero también hay carencias de información. “No es sólo formar a los cocineros, sino a los cuidadores del comedor, pues si éstos piensan que ‘por un poquito de pan no pasa nada’, o no evita que un niño celiaco coja comida del plato del compañero, está claro que no percibe que haya riesgo. Hay que hacer un trabajo importante de sensibilización e información”.