MiradasDoc prepara la clausura con una excelente propuesta documental

MiradasDoc prepara la clausura con una excelente propuesta documental

Miradas

»Los náufragos del Berge Istra» del lagunero Víctor Calero, será una de las atracciones y la muestra de trabajos del DocXpress.

Datos finales en MiradasDoc que tendrá su jornada de clausura mañana sábado a partir de las 20:00 horas

Eduardo Pinel: “Jaime decide protagonizar un documental para que se tome conciencia de su enfermedad”

El director de ‘La huella de Jaime’ llega a MiradasDoc acompañado por los padres del protagonista, Joaquín Jiménez y Susana Rodríguez

La ópera prima que Eduardo Pinel trae a MiradasDoc, La huella de Jaime (60’ / 2014 / España), es una lección de vitalidad, que sobrecoge. El protagonista, Jaime Jiménez Rodríguez, cuyos padres, Susana y Joaquín, se desplazaron también hasta Guía de Isora, es un joven de 28 años que padece distrofia muscular de Duchenne, y que decide contar su historia en un documental, para que se tome conciencia sobre su enfermedad, y “aunque yo no llegue a tiempo, sirva para la gente que viene detrás”, según recuerda el director.

Pinel conoció el proyecto de Jaime y, según afirman los padres del protagonista, le dedicó todo su tiempo libre durante un año, en el que desarrolló el guión que el propio joven había escrito. “Él hizo el guión, pero, además, fue el productor del documental: buscó las localizaciones, tramitó los derechos de imagen de las personas que aparecen, ajustó los horarios de rodaje…”, asegura. Padres y director coinciden en que este proyecto significó un acicate para Jaime, que falleció el pasado abril, un mes después de que se estrenara su película para un público muy restringido, “sobre todo, familiares y amigos”.

El director explica que su intención era hacer un corto, pero “él me entregó un guión detallado y completo de lo que quería; era imposible resumirlo en 15 minutos, como yo pensaba” y añade que, “pese a que los padres dicen que he sido generoso, lo cierto es que aprendí mucho con él” y “hacer esta película es una oportunidad que él me brindó y que no creo que vuelva a tener en la vida”.

Pinel confiesa que en su documental le dio prioridad sobre todo al contenido y que está realizado con mucha voluntad, aunque le hubiera gustado poder mejorar el sonido. “Para mi haber sido seleccionado para MiradasDoc ha representando una gran oportunidad”, indica.

“El objetivo de este trabajo, tal y como acordamos Jaime y yo, es que sirva para que se conozcan este tipo de enfermedades y de apoyo a la investigación de enfermedades raras y en eso estamos”, afirma. Para conseguir esta finalidad ha hecho 1.000 copias, por cada una de ellas piden 3 euros, una cantidad casi simbólica, que va destinada a la asociación Duchenne Parent Projet, una organización de padres con hijos que padecen distrofia, que está ayudando a sufragar proyectos de investigación en cuatro hospitales españoles.

Los padres del protagonista hacen hincapié en que estos pacientes están prácticamente abandonados por la Administración, que no aporta ayuda alguna a la investigación que les podría mejorar la calidad de vida o salvársela. “Tienen que ser los padres los que busquen fórmulas para que la investigación avance y éste era también el objetivo de nuestro hijo”, sostienen.

La enfermedad de Jaime Jiménez comenzó a manifestarse cuando apenas tenía cinco años. El padre cuenta que sufría “caídas y dificultades para hacer lo que todos los niños de esa edad hacer: jugar al fútbol” y acabó en una silla de ruedas con muy corta edad. “Él tuvo altos y bajos a lo largo del tiempo; uno de los peores momentos fue cuando tenía 18 años, estaba en el instituto, y se vio obligado a dejar la silla eléctrica para volver a una manual con un respirador. Estuvo en casa encerrado un año”, recuerda la madre, mientras el padre apostilla que al año dijo: “A la calle, que me estoy perdiendo la vida”.

El protagonista hizo frente a sus limitaciones y era una persona muy activa socialmente, mantuvo un amplio círculo de amigos, viajó hasta que su salud se lo permitió, y estuvo muy arropado por familiares y amigos, que, cuando flaqueaba lo empujaban a continuar. “Otras era él el que nos empujaba a nosotros con sus ganas de vivir”, sostienen sus padres, que coinciden con el director al afirmar: “Estaría muy orgullosos de vernos aquí, en Tenerife, mostrando su documental”.

Andrés Duque: “Para mí no existe diferencia entre el documental y la ficción”

“Con la imagen digital, el objeto real ya es prescindible, la realidad ya no la necesitas”

El cineasta hispano-venezolano Andrés Duque es jurado de los concursos nacional y ópera prima del IX Festival Internacional de Cine Documental de Guía de Isora MiradasDoc. Frente a quienes tratan de definir su trabajo como videocreación o cine-ensayo, Duque se limita a decir que él hace cine. El director también impartió en estos días un taller para jóvenes sobre dirección documental, del que destacó la falta de prejuicios de los nuevos creadores.

-Al tipo de cine que usted hace se le ha llamado videocreación, cine-ensayo… ¿Cómo lo define usted?
-Yo hago cine, lo cual lleva a preguntarte qué es el cine. ¿El cine tiene que ver con un soporte? ¿Trabajar en vídeo se divorcia de lo que entendemos por cine? ¿El que tus películas se distribuyan por Internet y no en una sala es algo que no tiene que ver con el cine? El problema con las definiciones es que igual a la crítica o a los teóricos les sirven para saber en qué disciplina y, sobre todo, en qué mercado te mueves. No estoy muy seguro, pero creo que eso de videocreación es un invento de la televisión para hablar sobre cierto tipo de documental que escapa de la lógica o de la narrativa de la observación –donde no hay una participación directa del cineasta sobre el hecho que está grabando–, un documental en el que el cineasta empieza a tener cierto protagonismo apareciendo en la imagen o sencillamente reflexionando sobre la imagen en sí. Es decir, no muestra una realidad, sino que te está diciendo los efectos que esa realidad está teniendo en ti como espectador de una experiencia cinematográfica. A esto se le llama videocreación, cine-ensayo… Se han dado muchos conceptos para hablar al final de lo mismo.

-En todo caso, estamos hablando de cine documental, no de cine de ficción.
-Esto es debatible, por supuesto, pero para mí no existe diferencia entre el documental y la ficción, porque cada imagen de cine es un documento de lo que has registrado, pero a la vez estás ficcionando: en el momento de encuadrar, al dejar fuera cosas estás ficcionando. Por lo tanto, ante este exceso de conceptos y nombres, cuando la gente me pregunta “¿Qué haces?”, yo contesto que hago cine. Pero el mercado tiende a canalizar las cosas para que el que consume tu trabajo pueda entender un poco qué tipo de cine haces; entonces, ahí es donde entran esta serie de conceptos.

-Los teóricos y críticos actuales del cine documental parecen estar de acuerdo en que este género no registra la realidad, sino que crea una nueva. ¿Usted qué opina?
-Esto es una idea que sacó un teórico que se llama Bill Nichols en el libro La representación de la realidad. Este es el primer libro que de alguna manera empieza a poner en cuestión esto: hasta qué punto una imagen de cine tiene una doble naturaleza.

-Y viniendo de este mundo llamémosle de cine-ensayo, ¿le resultó difícil ser jurado de un festival que ofrece productos más sociales, más convencionales?
-No. Ahora tú y yo estamos hablando de conceptos, pero cuando estoy viendo una película, y también a veces cuando hablo sobre cine, estoy hablando de emociones.

-¿Cree que el cine que usted hace se aparta paulatinamente de la realidad?
-Bueno, al principio el cine digital generó mucho rechazo por el miedo a que se perdiera el celuloide como forma de imprimir las imágenes. Una imagen de celuloide es difícil de manipular: puedes colorearla, puedes rayarla, pero siempre es un índice, una constancia, de algo real que se filmó. Ahora cualquier imagen puede ser manipulada y transformada hasta el punto de que puedes llegar a dudar de que esa imagen sea real. Las películas que a mí me interesan son las que están planteando esa duda, como hacía el cineasta Harun Farocki, que murió este año, lamentablemente. Él es uno de los grandes documentalistas de ahora, y todo su cine se basa en esas preguntas: ¿qué es una imagen digital?, ¿qué perdemos de eso que hasta ahora conocíamos como la realidad?, ¿y qué ganamos también ahora?

-En realidad, la intención de manipular la realidad con la fotografía y el cine ya existía en el siglo XX. Lo que ha cambiado es la técnica, ¿no?
-Sí, ya existía. Incluso en esas primeras incursiones de intentar captar ovnis o hadas con la fotografía. Pero aun así eran imágenes que necesitaban de un componente real: tenías que fotografiar un objeto real para luego transformarlo en un hada. Con la imagen digital, el objeto real ya es prescindible, la realidad ya no la necesitas. Entonces, eso lleva a una serie de preguntas sobre qué es la realidad ahora en la imagen, sobre todo cuando empieza a ser aceptada masivamente la idea del documental interactivo, de cómic o de animación. Con ese cine se está hablando de realidad pero no hay ni una sola imagen que nos remita a esa realidad.

-¿Qué impresión se lleva de MiradasDoc?
-Yo conocí a Alejandro Krawietz [director de MiradasDoc] cuando este proyecto apenas estaba germinando y me pareció fantástico, porque festivales como este tienen un abanico bastante amplio de conceptos, y eso es bueno: que no haya una imposición, una sola forma de entender el documental, sino enseñar al público que el documental se puede concebir de muchas maneras. Me he quedado muy a gusto porque he sido jurado y he visto que había muy buena calidad en las películas que concursan.

-También dio un taller para jóvenes sobre dirección documental.
-Sí, era gente muy joven y lo bueno es que conectaron bastante bien. Hablamos de la palabra, pero le dimos más énfasis a lo que nos transmite ideas y emociones a través de la no-palabra. Hicimos ejercicios prácticos, vimos películas y las comentamos… Para ser un público tan joven estoy sorprendido de lo bien que conectan; quizá las ganas de aprender hace que no tengan tantos prejuicios a otras formas de hacer cine. Al final, yo vine a mostrarles que hacer cine es algo amplio y bonito, y justamente lo bonito es que hay muchas maneras de hacer cine y cada quien tiene que encontrar la suya propia.

Xavier Puigserver: “Nos sentimos premiados por estar en MiradasDoc”

El equipo de ‘Kásuumaay. Una experiencia de paz en Casamance’ dialoga este viernes con el público en el Auditorio de Guía de Isora

Xavier Puigserver es historiador, Jordi Tomás es antropólogo. Ambos forman parte del Grupo de Estudios de Sociedades Africanas (GESA) de la Universidad de Barcelona. Kásuumaay. Una experiencia de paz en Casamance es un documental producto de una investigación realizada por ambos en Senegal. Estos dos expertos universitarios, apasionados de África, decidieron dar un formato diferente a la comunicación de su investigación sobre la capacidad de las formas de organización tradicional africanas para generar procesos de paz, una idea que habían visto reflejada en textos del politólogo francés Vincent Foucher y de la experiencia concreta de paz en el reino de Usui, en la región de Casamance, en el sur de Senegal.

Se trataba, inicialmente, de presentar el resultado de su investigación para que pudiera llegar al público más allá de circuito académico. Para cumplir este objetivo, la investigación debía presentarse en un formato cercano y digerible y Puigserver pensó enseguida en el documental, porque también este género del cine se cuenta entre sus pasiones.

La película se presenta este viernes, 7 de noviembre, a las 17.00 horas, en la sala 1 del Auditorio de Guía de Isora, donde Xavier Puigserver y Jordi Tomás compartirán con los asistentes todas las curiosidades e inquietudes que suscite su película al público de MiradasDoc. Por ahora, Kásuumaay… se ha exhibido en Cataluña, Francia y Portugal, más en espacios académicos que con público general.

“Nos sentimos premiados por estar en MiradasDoc”, dice Puigserver, que se siente un poco raro junto a su compañero, dos investigadores sociales rodeados de cineastas en el festival de Guía de Isora. Kásuumaay… “no tiene el formato habitual del documental antropológico, no tiene voz en off… Hay una película dentro, con un personaje muy interesante, Katekula Lambal, y un hilo conductor a través de un programa de radio de la emisora Kabisseu FM, la emisora de Usui”, explica Puigserver.

Así, el corto equipo de seis personas responsable de la película –integrado también por ´Carola Rodríguez, que actuó como operadora de cámara y que en 2010 estrenó su película Villa El Salvador en la V edición de MiradasDoc­­– ha conseguido más que un documental propio de la tradición antropológica o etnográfica. De su encuentro con la comunidad del reino de Usui, han logrado además una película de cine completa, lo que les ha permitido entrar en la selección oficial de MiradasDoc, dentro del concurso nacional, que premia el mejor documental español.

Puigserver y Tomás consideran necesario explicar que las sociedades africanas son complejas y que no se puede simplificar la visión de los conflictos armados en los países del continente como conflictos “étnicos o religiosos”. El caso investigado con esta película es un “conflicto político”, sentencia Xavier Puigserver, sin dejar resquicio a la duda. Tomás completa los datos: al descolonizarse Senegal, los franceses entregaron la administración del Estado a los pueblos del norte, de forma que los del sur quedaron abandonados; sin embargo, el alto grado de escolarización garantizó que existiera “una conciencia ciudadana sobre las obligaciones del Estado” que no se estaban cumpliendo, indica Tomás.

El abandono dio lugar al malestar y a la protesta y la represión brutal de la queja es lo que condujo, en los años 90, al surgimiento de luchas armadas que iniciaron el conflicto. Sin embargo, la sociedad de Usui ha sido capaz de generar un proceso de paz “en la base”, sin contar con grandes procesos internacionales, sin la intervención de Naciones Unidas. Se han convertido en un ejemplo para todo Casamance, que es una región de cerca de un millón de habitantes y que engloba diferentes pueblos y comunidades.

Usui es un ejemplo porque cuenta con un “rey sagrado”, explica Tomás, un rey que ha asumido “la función que desde hace siglos” su cultura reserva a los reyes: crear la paz, “entendida como salud, trabajo y ausencia de conflictos”, entre otros ingredientes de una comunidad armoniosa. Los reyes sagrados son respetados, no son autoritarios y viven “con muchas más obligaciones que privilegios”, detalla Puigserver. Y este rey sagrado, respetado por todos, que actúa en la comunidad acompañado por un equipo, arropado por la religión tradicional y las costumbres de su pueblo, lleva 14 años promoviendo acciones para reconciliar a los dos lados de este conflicto, clasificado como de “baja intensidad” pero que ha causado unas 5000 víctimas en 30 años.

Kásuumaay. Una experiencia de paz en Casamance permite ver África sin prejuicios y demuestra la capacidad de la gente vinculada a sus raíces para resolver sus propios conflictos.

Muñoz presenta en MiradasDoc ‘Juntos y revueltos’, una cinta sobre un centro cultural cubano “que da para 200 documentales”

“Pasé de la ficción al documental por necesidad, pero ahora no lo cambio por nada”

El cineasta madrileño Nicolás Muñoz presenta este viernes la película Juntos y revueltos (El Mejunje de Silverio) en la IX edición del Festival Internacional de Cine Documental de Guía de Isora MiradasDoc, con la que compite en el concurso nacional. La cinta, de 66 minutos de duración, es un retrato de un centro cultural de Cuba llamado El Mejunje de Silverio, que ha adquirido fama mundial por ser lugar de encuentro de travestis, gais y lesbianas.

Si bien este local tiene una intensa actividad cultural que va desde el teatro hasta el rock, pasando por espectáculos para niños y exposiciones, su celebridad se debe a lo variopinto de las personas del mundo homosexual y transexual que acuden al centro, lo cual, según Muñoz, “da no para un documental, sino para doscientos”. De hecho, aclara, ya se ha hecho con anterioridad algún trabajo cinematográfico sobre El Mejunje de Silverio.

La película, que compite en el concurso nacional del festival, se proyectará este viernes a las 19.00 horas en la sala 1 del Auditorio de Guía de Isora. Tras el pase, el propio director participará en una charla con el público asistente. MiradasDoc es el primer festival al que acude Muñoz con esta cinta, que comenzó a grabarse hace dos años y cuya producción concluyó hace apenas dos meses. “Me ha hecho mucha ilusión que me seleccionaran para el festival, y el año que viene espero poder venir al mercado”, afirma.

Muñoz explica que dieron con este local por casualidad, cuando grababan, también en Cuba, la película El maestro saharaui. Uno de los protagonistas de aquella cinta vivía justo enfrente de El Mejunje de Silverio y, si bien durante el rodaje no entraron en el local, sí lo hicieron cuando regresaron a La Habana para presentar esta película sobre estudiantes saharauis becados en la isla caribeña. “Nada más entrar me di cuenta de que ahí tenía un documental. Había tantos personajes que la gran dificultad era elegir uno entre tanta fauna”.

En todo caso, no se puede decir que la película esté centrada en una temática homosexual. “Realmente es un centro cultural muy activo, pero se ha dado conocer por toda Cuba y a nivel mundial por todo lo que tiene que ver con lo transexual; entonces, el documental pretende mostrar ese mejunje de historias que ocurren allí, con teatro, transexuales, música y espectáculos infantiles”.

De la ficción al documental
El cineasta madrileño tiene a sus espaldas otras cuatro películas: dos de ficción y dos documentales. De hecho, su actividad como director comenzó con el cine de ficción, pero se pasó al de realidad, como muchos colegas suyos, por las dificultades que entraña últimamente abordar producciones ficcionales. “Es absolutamente imposible producir ahora mismo ficción y, gracias a las nuevas tecnologías, hacer películas documentales está realmente al alcance de cualquiera: lo grabas con tu cámara, lo editas en tu casa y es relativamente barato, hasta el punto de que puede llegar a no costarte nada más que unos billetes de avión. Ahora no lo cambio por nada. Me quedo sin duda con el documental; incluso en literatura me estoy pasando a la no ficción”, explica el director.

Sobre el panorama actual del cine de realidad en España, Muñoz ve luces y sombras. “A nivel creativo está muy bien, aunque es verdad que ayuda mucho la tecnología. Ahora con una cámara de fotos de mil euros grabas tranquilamente un documental y lo puedes proyectar en un cine. Eso ha sido una revolución, lo ha facilitado todo muchísimo y ayuda a que haya mayor ebullición, pero en cuanto a la industria y el mercado, está fatal, igual que está fatal todo el cine”.

“En las épocas doradas del cine español se estrenaban cien películas al año y había un público para el cine español minoritario –recuerda el madrileño–. Eso ha desaparecido totalmente: hay tres o cuatro películas fuertes al año y nada más. A gente como Icíar Bollaín o Fernando León creo que les está costando mucho ahora mismo levantar una película, así que del documental para qué hablar. Una televisión te paga mil euros por un documental que te ha costado 60.000. ¿De dónde sacas los otros 59.000? Y que te lo compren es un auténtico milagro”, concluye.

Foto: Diariodeavisos